lunes, 16 de enero de 2012

La Taberna: el legado de François Villon




Nació en París el mismo año que la inquisición quemó a Juana de Arco, fue en 1431. Su nombre era François de Montcorbier o de Loges con el que lo empezaron a conocer las autoridades que lo buscaban por asesinato en 1455.

A nadie importa que haya estudiado artes y fuera profesor, su valor radica en que, fue el único y tal vez uno de los primeros poetas del bajo mundo, François Villon se dedicó como muy pocos a registrar la vida de los parias en el medioevo francés, el hogar de todos ellos era desde luego la taberna, y él mismo fue uno: podemos afirmar que mató, robó, estuvo en la cárcel donde fue torturado y fue condenado a la horca como muchos de sus amigos; y aunque no era un santo, tuvo más suerte que Juana, porque le perdonaron la vida y lo condenaron al destierro en 1463. Nadie nunca supo que fue de este hombre.

Vendría el siglo XIX que rescató su figura y la convirtió en el precedente de lo que conocemos como "Poeta Maldito", muchas deudas se tienen con su obra, nombro sólo una: el famoso poema "A una carroña" de Charles Baudelaire.

Nos quedan, sin embargo, Los legados (Le lais, 1456) su primer poema donde inicia sus concesiones en vida, entre las cuales nombra más de ocho tabernas que existían en París por entonces y que iba dejando como herencia a sus mejores amigos, Villon regala todo: dinero, guantes, perros, burros, vinos, zapatos; así como a sus enemigos solo les deja el perdón de Dios, ya que él no puede dárselos.

Pero es con El testamento (Le testament, 1461) compuesto después de su reclusión, donde expone toda su vitalidad e ironía a través de un macabro sentido del humor, que llega al punto de describir lo pudo ser su propia muerte, de ahí su memorable cuarteto:

Yo soy François, aunque me pese,
nacido en París, cerca de Pontoise;
y de una soga de dos metros
sabrá mi cuello lo que mi culo pesa.

De su testamento, traemos esta Balada de Taberna:

Balada de la Buena Doctrina

Ya seas portador de bulas,
jugador de dados y fullero,
o monedero falso, y te quemes
como los que han sido escaldados,
traidores perjuros, de fe vacíos;
seas ladrón, robes o pillees:
¿dónde va toda esta ganancia?
Todo a las tabernas y a las putas.

Rima, escarnece, toca címbalo, laúd,
desvergonzado como el comediante,
finge, embauca, toca flautas;
representa, en villas y ciudades,
farsas, juegos y moralidades;
gana a las cartas y a los bolos,
de igual modo eso va, !escúchen¡
todo a las tabernas y a las putas.

¿Retrocedes ante tanta basura?
Labra, siega campos y praderas,
sirve y cura caballos y mulas,
en caso que no fueres instruido.
Si aquello te contenta, tendrás bastante.
Pero si tanto machacas al cáñamo
que no vaya el fruto de tus yugos
todo a las tabernas y a las putas.

Calzas, jubones abrochados,
vestidos y todos tus atavíos,
antes de hacer algo peor, llévalo
todo a las tabernas y a las putas.

Notas

Esta balada evoca a cuatro tipos de personajes. En la primera estrofa, el poeta arenga a los delincuentes comunes, quizá a sus compinches de banda con los que Villon armó sus robos. En la segunda a los juglares quienes, salvo un cierto número de ellos, sufrían la persecución de la iglesia. En los primeros versos de la tercera, al labrador que no debe temer ni la acción de la justicia ni su propio despilfarro. En los últimos cuatro versos de la tercera estrofa, a quienes por su actividad iban errando por los campos y tenían la mala reputación que acompañaba a los trabajadores ambulantes.

Portador de Bulas: ladrón que pide indulgencias y se hace pasar por mendigo.

Escaldados: se refiere a los acuñadores de monedas falsas, pues así morían los que hacían monedas sin autorización.


2 comentarios:

  1. Es indudable que el legado de François Villon se manifiesta rotundamente en su papel de poeta cuando resalta a la taberna y el oficio de las putas como los destinatarios finales de la poesía en su visión de virtud y posible destino para Todos.
    Lucas Montero

    ResponderEliminar
  2. Es indudable que el legado de François Villon se manifiesta rotundamente en su papel de poeta cuando resalta a la taberna y el oficio de las putas como los destinatarios finales de la poesía en su visión de virtud y posible destino para Todos.
    Lucas Montero

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