sábado, 31 de marzo de 2012

La Bebedeira de Fernando Pessoa

Estamos en Lisboa, el lugar es conocido por todos, se trata del famoso Café Arcada donde solían reunirse Fernando Pessoa (1888 - 1935), Mário de Sá Carneiro (1890 - 1916) y otros poetas de la revista Orpheu. Hoy ellos no están, porque murieron hace tiempo.

Otros habitan el lugar y discuten, uno de ellos es Alberto Caeiro y es el maestro, los otros tres son Álvaro de Campos que es ingeniero naval, el otro es un médico y se llama Ricardo de Reis y finalmente esta Bernardo Soares que es un bohemio.

La reunión de este cuarteto portugués va a tratar sobre un poeta menor, sobre su afición por la bebedeira (Borrachera), todos dicen conocer a Fernando Pessoa ese poeta malogrado que dijo: "El alma es literatura/ y todo acaba en nada y en verso", por eso están de acuerdo en que sería bueno recordar estos poemas que escribió sobre la taberna:

"A bebedeira às vezes dá
Uma assombrosa lucidez
Em que como outro a gente está.
Estive ébrio sem beber talvez".

(La borrachera a veces da
una asombrosa lucidez
en que como otro uno se siente.
Estuve ebrio sin beber tal vez).

***

Los gallos cantan y yo estoy borrachísimo.
No hice nada de la vida sino tenerla.
Mal amé, bebí bien, soñé muchísimo.
Mi intención no fue mi estrella.

Los gallos cantan y yo cada vez más
absorto en lo disperso que el alcohol da.
Me curaría tal vez la vida, o sales,
o poder creer, o desear lo que hay.

Cantan los gallos que me irrita
que la noche que aún dura pueda ser.
Mas vendrá el día, y, al final de la parte escrita,
la muerte me embiste y yo me dejo coger.
(4-10-1931)

Vienen a beber dos. Toda la vida
es una cosa sin nexo
que sólo se siente bebida
cuando pierde el nexo y el sexo.

Ven conmigo a charlar
mientras el vino se agota.
¿Qué más nos vale este estar
muriéndonos gota a gota?

Todo es absurdo. Nada obliga.
Y sobre esta confusión
es puente el hilo que liga
la taberna al corazón.
(18-9-1933)


De borracho, se me cayó la cerilla de los dedos...
Grandes paisajes, grandes esperanzas
se me cayeron de los dedos
como la cerilla y los recuerdos...

Mi tendencia es divina. Bebí tanto
que no puedo pensar ni entretenerme
sino con musas de postizo encanto.
Mientras tanto, dejadme morir.
(2-11-1933)

De las Rubaiyat de Pessoa

III
Cambia por vino el amor que no tendrás.
Lo que esperas, perenne lo esperarás.
Lo que bebes, tú te lo bebes: Mira las rosas.
Muerto, ¿qué rosas olerás?

VI
Trae el vino, que el vino, dicen, es
lo que alegra el alma y lo que, en perfecta fe,
trae la sangre de un Dios al cuerpo y al alma.
Mas, sea como fuere, bebe y no seas.

sábado, 25 de febrero de 2012

Poema Póstumo de Nietzsche



Poeta y músico, además de filósofo, Friedrich Nietzsche aportó a la lírica alemana algunos de sus mejores versos. Nadie negará que la fuerza de Así Habló Zaratustra está más en su lenguaje lírico que en su intención filosófica.

Nietzsche fue uno de los primeros en reconocer la importancia de Hölderlin y, también como el romántico escritor del Hyperión (Obra precedente directa del Zaratustra), compartió un destino humano similar que en palabras del biógrafo Stefan Zweig, significó una "lucha contra el demonio".

Para los archivos de la taberna donde no olvidaremos publicar "El canto de la embriaguez", hoy sacamos a la luz este poema, menos conocido, de Nietzsche.

A Hafis

Pregunta de uno que bebe agua.

La taberna que tú ahí te has construido
es mayor que toda casa;
las bebidas que has preparado dentro
el mundo no las acaba.
El pájaro que hace tiempo fue Fénix
ya vive de huésped contigo;
el ratón que ha parido una montaña
¡casi, casi eres tú mismo!
Eres todo y nada, eres vino y taberna,
Fénix, ratón, montaña eres;
para siempre caes dentro de ti,
fuera de ti vuelas siempre.
Eres inmersión de todas las alturas,
claridad de todo abismo,
eres embriaguez de todos los ebrios;
¿a qué te llenas de vino?

Al clarear la mañana
me dijo una mujer de timidez llena:
"Si estás prendido en la sobriedad,
¡cómo lo estarás en la borrachera!"

¡Quien no sepa aquí reír, que no lea!
Si no ríe, que se vaya al demonio.


lunes, 16 de enero de 2012

La Taberna: el legado de François Villon




Nació en París el mismo año que la inquisición quemó a Juana de Arco, fue en 1431. Su nombre era François de Montcorbier o de Loges con el que lo empezaron a conocer las autoridades que lo buscaban por asesinato en 1455.

A nadie importa que haya estudiado artes y fuera profesor, su valor radica en que, fue el único y tal vez uno de los primeros poetas del bajo mundo, François Villon se dedicó como muy pocos a registrar la vida de los parias en el medioevo francés, el hogar de todos ellos era desde luego la taberna, y él mismo fue uno: podemos afirmar que mató, robó, estuvo en la cárcel donde fue torturado y fue condenado a la horca como muchos de sus amigos; y aunque no era un santo, tuvo más suerte que Juana, porque le perdonaron la vida y lo condenaron al destierro en 1463. Nadie nunca supo que fue de este hombre.

Vendría el siglo XIX que rescató su figura y la convirtió en el precedente de lo que conocemos como "Poeta Maldito", muchas deudas se tienen con su obra, nombro sólo una: el famoso poema "A una carroña" de Charles Baudelaire.

Nos quedan, sin embargo, Los legados (Le lais, 1456) su primer poema donde inicia sus concesiones en vida, entre las cuales nombra más de ocho tabernas que existían en París por entonces y que iba dejando como herencia a sus mejores amigos, Villon regala todo: dinero, guantes, perros, burros, vinos, zapatos; así como a sus enemigos solo les deja el perdón de Dios, ya que él no puede dárselos.

Pero es con El testamento (Le testament, 1461) compuesto después de su reclusión, donde expone toda su vitalidad e ironía a través de un macabro sentido del humor, que llega al punto de describir lo pudo ser su propia muerte, de ahí su memorable cuarteto:

Yo soy François, aunque me pese,
nacido en París, cerca de Pontoise;
y de una soga de dos metros
sabrá mi cuello lo que mi culo pesa.

De su testamento, traemos esta Balada de Taberna:

Balada de la Buena Doctrina

Ya seas portador de bulas,
jugador de dados y fullero,
o monedero falso, y te quemes
como los que han sido escaldados,
traidores perjuros, de fe vacíos;
seas ladrón, robes o pillees:
¿dónde va toda esta ganancia?
Todo a las tabernas y a las putas.

Rima, escarnece, toca címbalo, laúd,
desvergonzado como el comediante,
finge, embauca, toca flautas;
representa, en villas y ciudades,
farsas, juegos y moralidades;
gana a las cartas y a los bolos,
de igual modo eso va, !escúchen¡
todo a las tabernas y a las putas.

¿Retrocedes ante tanta basura?
Labra, siega campos y praderas,
sirve y cura caballos y mulas,
en caso que no fueres instruido.
Si aquello te contenta, tendrás bastante.
Pero si tanto machacas al cáñamo
que no vaya el fruto de tus yugos
todo a las tabernas y a las putas.

Calzas, jubones abrochados,
vestidos y todos tus atavíos,
antes de hacer algo peor, llévalo
todo a las tabernas y a las putas.

Notas

Esta balada evoca a cuatro tipos de personajes. En la primera estrofa, el poeta arenga a los delincuentes comunes, quizá a sus compinches de banda con los que Villon armó sus robos. En la segunda a los juglares quienes, salvo un cierto número de ellos, sufrían la persecución de la iglesia. En los primeros versos de la tercera, al labrador que no debe temer ni la acción de la justicia ni su propio despilfarro. En los últimos cuatro versos de la tercera estrofa, a quienes por su actividad iban errando por los campos y tenían la mala reputación que acompañaba a los trabajadores ambulantes.

Portador de Bulas: ladrón que pide indulgencias y se hace pasar por mendigo.

Escaldados: se refiere a los acuñadores de monedas falsas, pues así morían los que hacían monedas sin autorización.


martes, 10 de enero de 2012

Las canciones de Bura (Carmina Burana)

Hallados en el siglo XIX en la abadía de Bura Sancti Benedicti (Benediktbeuern), en Baviera, unos manuscritos de cántigas compuestos en el Medioevo alemán (Siglos XII – XIII) por varios monjes no identificados que dejaron sus votos y llevaron una vida disoluta, al modelo de Francois Villon o de Cecco Angiolieri, mejor conocidos como goliardos.

Hablamos de la Carmina Burana (pronúnciese cármina cuya etimología es cántiga o canto), su nombre puede traducirse como Canciones de Beuern. Beuern es el pueblo alemán donde fueron encontrados los poemas con más de 300 rimas que exaltan la suerte y la fortuna, la vida terrenal, las pasiones, los vicios, y además, en tiempos de dominio absoluto de la iglesia, se burlan de toda autoridad santa.

El compositor Carl Orff, en el siglo XX, compuso la famosa cantata a partir de estos poemas medievales, en Tabernologium, queremos brindar la oportunidad de leer algunos de estos poemas, no es el clásico Fortuna Imperatrix Mundi, sino desde luego uno dedicado a la taberna, también pueden de escuchar la versión musical.

La sección IV llamada In Taberna, se divide en cuatro cantos en latín:

IV.- IN TABERNA

11. Estuans interius

Estatus interius

ira vehementi

in amaritudine

loquor mee menti:

factus de materia,

cinis elementi

similis sum folio,

de quo ludunt venti.

Cum sit enim proprium

viro sapienti

supra petram ponere

sedem fundamenti,

stultus ego comparor

fluvio labenti,

sub eudem tramite

nunquam permanenti.

Feror ego veluti

sine nauta navis,

ut per vias aeris

vaga fertur avis;

non me tenent vincula,

non me tenet clavis,

quero mihi similes

et adiungor pravis.

Mihi cordis gravitas

res videtur gravis;

iocis est amabilis

dulciorque favis;

quicquid Venus imperat,

labor est suavis,

que nunquam in cordibus

habitat ignavis.

Via lata gradior

more iuventutis

inplicor et vitiis

immemor virtutis,

voluptatis avidus

magis quam salutis,

mortuus in anima

curam gero cutis.

12. Cignus ustus cantat

Olim lacus colueram,

olim pulcher extiteram,

dum cignus ego fueram.

Miser, miser!

modo niger

et ustus fortiter!

Girat, regirat garcifer;

me rogus urit fortiter;

propinat me nunc dapifer.

Miser, miser!

modo niger

et ustus fortiter!

Nunc in scutella iaceo,

et volitare nequeo

dentes frendentes video:

Miser, miser!

modo niger

et ustus fortiter!

13. Ego sum abbas

Ego sum abbas Cucaniensis

et consilium meum est cum bibulis,

et in secta Decii voluntas mea est,

et qui mane me quesierit in taberna,

post vesperam nudus egredietur,

et sic denudatus veste clamabit:

Wafna, wafna!

quid fecisti sors turpissima?

Nostre vite gaudia

abstulisti omnia!

14. In taberna quando sumus

In taberna quando sumus

non curamus quit sit humus,

sed ad ludum properamus,

cui semper insudamus.

Quid agatur in taberna,

ubi nummus est pincerna,

hoc est opus ut queratur,

si quid loquar, audiatur.

Quidam ludunt, quidam bibunt,

quidam indiscrete vivunt.

Sed in ludo qui morantur,

ex his quidam denudantur

quidam ibi vestiuntur,

quidam saccis induuntur.

Ibi nullus timet mortem

sed pro Baccho mittunt sortem.

Primo pro nummata vini,

ex hac bibunt libertini;

semel bibunt pro captivis,

post hec bibunt pro captivis,

quater pro Christianis cunctis,

quinquies pro fidelibus defunctis,

sexies pro sororibus vanis,

septies pro militibus silvanis.

Octies pro fratribus perversis,

nonies pro monachis dispersis,

decies pro navigantibus,

undecies pro discordantibus,

duodecies pro penitentibus,

tredecies pro iter agentibus.

Tam pro papa quam pro rege

bibunt omnes sine lege.

Bibit hera, bibit herus

bibit miles, bibit clerus,

bibit ille, bibit illa,

bibit servus, cum ancilla,

bibit velox, bibit piger,

bibit albus, bibit niger,

bibit constants, bibit vagus,

bibit rudis, bibit magus.

Bibit pauper et egrotus,

bibit exul et ignotus,

bibit puer, bibit canus,

bibit presul et decanus,

bibit soror, bibit frater,

bibit anus, bibit mater,

bibit ista, bibit ille

bibunt centum, bibunt mille.

Parum sexcente nummate

Durant, cum immoderate

bibunt omnes sine meta.

Quamvis bibant mente leta,

sic nos rodunt omnes gentes,

et sic erimus egentes.

Qui nos rodunt confundantur

et cum iustis non scribantur.



Aquí pueden escuchar la versión con música de Carl Orff.


IV.- EN LA TABERNA

11. Ardiendo interiormente

Ardiendo interiormente

con ira vehemente,

en mi amargura

hablo conmigo mismo.

De materia hecho,

mi elemento es la ceniza,

soy como una hoja

con la que los vientos juegan.

En vista de que es lo propio

para que un hombre sabio

pueda colocar sobre la roca

los cimientos de su morada,

soy indómito,

como un río impetuoso,

bajo cuyo curso

nada perdura.

Soy arrastrado violentamente

como una nave sin marinero,

igual que por los aires

vaga una ave extraviada.

Las cadenas no me atan,

una llave no me retiene;

Busco a aquellos que son como yo,

y me encuentro con la perversidad.

La languidez de mi corazón

parece un asunto grave;

bromear es agradable

y más dulce que los panales.

Todo lo que Venus pueda ordenar

es muy agradable,

ella nunca habita

en los corazones indolentes.

Sobre un escabroso camino voy,

como cualquier hombre joven,

sumergido en la depravación,

olvidando la virtud,

ávido de placer

más que de salud,

muerto en espíritu

yo cuido mi piel.

12. El cisne asado canta

En otro tiempo yo vivía en el lago,

en otro tiempo yo era hermoso,

cuando yo era un cisne.

¡Desdichado de mí!

¡Ahora negro

y churrascado!

El asador da vueltas y vueltas,

mi pira funeraria vorázmente me asa;

ya se acerca a mí el sirviente.

¡Desdichado de mí!

¡Ahora negro

y churrascado!

Ahora me encuentro en una bandeja

y no puedo volar lejos,

veo dientes impacientes.

¡Desdichado de mí!

¡Ahora negro

y churrascado!

13. Yo soy el abad de Cucaniensis

Yo soy el abad de Cucaniensis

y mi consejo es para los bebedores,

y mi voluntad es ser fiel a Decius,

y quien me busque temprano en la taberna,

para el atardecer saldrá desnudo,

y así despojado de sus ropas, llorará:

¡Wafna, Wafna!

Destino ruin, ¿qué has hecho?

¡Los placeres de nuestra vida,

todos, te los has llevado!

14. Cuando estamos en la taberna

Cuando estamos en la taberna,

no nos interesa donde sentarnos,

sino el apresurarnos al juego

que siempre nos hace sudar.

Lo que sucede en la taberna

es que el dinero se gasta;

más vale que preguntes antes,

si yo te lo digo, entonces escucha.

Algún juego, alguna bebida,

algo que disfruten unos y otros

de aquellos que se quedan a jugar.

Algunos están desnudos,

otros están vestidos,

y otros cubiertos con sacos.

Ninguno teme a la muerte,

y echan suertes en honor a Baco.

Una vez, por el tabernero

los hombres libres beben ansiosamente;

dos veces, beben por los cautivos;

luego, tres veces por la vida;

cuatro, por todos los cristianos;

cinco veces, por los mártires;

seis, por los hermanos enfermos;

siete, por los soldados en guerra.

Ocho veces, por los hermanos errantes;

nueve, por los monjes disgregados;

diez veces, por los navegantes;

once, por los desavenidos;

doce veces, por los penitentes;

trece veces, por los viajeros;

tanto por el Papa como por el rey

todos beben sin límite.

La señora bebe, el señor bebe,

el soldado bebe, el clérigo bebe,

el hombre bebe, la mujer bebe,

el esclavo bebe, la esclava bebe,

el hombre activo bebe, el indolente bebe,

el hombre blanco bebe, el negro bebe,

el perseverante bebe, el vago bebe,

el ignorante bebe, el sabio bebe.

El hombre pobre bebe y el invalido bebe,

el desterrado bebe, y el desconocido bebe,

el muchacho bebe, el anciano bebe,

el presidente bebe, el decano bebe,

la hermana bebe, el hermano bebe,

el viejo bebe, la madre bebe,

esta bebe, aquel bebe,

centenares beben, miles beben.

Seiscientas monedas son muy pocas

para que alcancen, cuando desenfrenados

e incesantes, todos están bebiendo.

Déjenlos beber cuanto quieran,

la gente los inoportuna tanto

a pesar de ser tan pobres.

Dejen que se confundan los inoportunos

y en justicia no figuren entre los probos.


sábado, 7 de enero de 2012

Cavafis: En la Taberna

Constandinos Petros Fotiadis Cavafis (1863 - 1933), más conocido como Kavafis, reflejó como ninguno el hedonismo griego y las lujurias homoeróticas en una poesía cosmopolita que tuvo como escenario a Alejandría, mítica ciudad del imperio macedonio, además dedicó algunos de sus poemas a la vida nocturna y los ambientes tabernísticos que para él significaron uno de los pocos espacios de libertinaje y seducción que su condición social aristocrática, su cargo de empleado público y la respetabilidad de su imagen, le proporcionaban. (Ver crónica de Mario Vargas Llosa: El alejandrino).

Como contribución a nuestro archivo, aquí les tenemos una pequeña selección de poemas que el alejandrino dedicó a la Taberna:


EN LAS TABERNAS

(1926)

En las tabernas

y los burdeles

de Berito me revuelco.

No quise vivir

yo en Alejandría.

Tamides me abandonó;

se fue con el hijo

del prefecto para hacerse

con una villa en el Nilo,

con un palacio en la ciudad.

No convenía que viviera

yo en Alejandría.—

En las tabernas

y los burdeles

de Berito me revuelco.

En la sordidez abyecta

vivo envilecido.

Lo único que me salva,

como una hermosura perdurable,

como un perfume

que en mi carne hubiese prendido,

es que, por dos anos,

fue mío Tamides,

el muchacho más extraordinario,

mío, no por una casa

o una villa en el Nilo.


UNA NOCHE

(1915)

Era pobre y sordida la alcoba,

escondida encima de la equívoca taberna.

Desde la ventana se veía el callejón

sucio y estrecho. De abajo

subían las voces de unos obreros

que jugando a las cartas mataban el tiempo.

Y allí, en una cama mísera y vulgar

poseí el cuerpo del amor, poseí los labios

sensuales y sonrosados por el vino—

sonrosados de tanto vino que incluso ahora,

cuando escribo, después de tantos años,

en mi casa solitaria, vuelvo a embriagarme.


JURA

(1915)

Jura a cada poco

empezar una vida mejor.

Pero cuando llega la noche,

con sus sugerencias,

con sus ofrecimientos

y promesas;

pero cuando llega la noche

con su fuerza

al mismo goce fatal de su cuerpo,

que ansia y busca, vuelve perdido.


LA MESA DE AL LADO

(1918)

Tendra apenas veinte años.

Y, sin embargo, estoy seguro de que, casi los mismos

años antes, goce de ese mismo cuerpo.

No es en modo alguno exaltación del deseo.

Hace un poco tan solo que entré en este tugurio:

ni tan siquiera tuve tiempo de beber demasiado.

A ese mismo cuerpo yo lo he gozado.

Y si no recuerdo dónde —no importa mi olvido.

Ahí está ahora, está sentado en la mesa de al lado,

cada ademán suyo reconozco —y bajo su ropa

vuelvo a ver los amados miembros desnudos.


PERDURAR

(1919)

La una serían o una y media

de la noche.

En un rincón de la taberna;

detrás de la mampara de madera.

Nosotros dos solos en el local desierto.

Un quinque de petróleo apenas alumbraba.

En la puerta dormitaba el camarero el cansancio de su vigilia

Nadie habría podido vernos. Pero tanto

nos habíamos ya excitado,

que fuimos incapaces de cualquier precaución.

La ropa a medio desabrochar —no era mucha

por el fuego del divino mes de Julio.

Placer de la carne entre

la ropa entreabierta —presencia fugaz de la carne desnuda—

cuya impresión ha recorrido veintiseis años y ha vuelto ahora

a perdurar en este poema.


A LOS VEINTICINCO AÑOS DE SU EXISTENCIA

(1925)

Va de ordinario a la taberna

donde se habían conocido el mes pasado.

Ha preguntado; pero nada supieron decirle.

Por sus palabras ha comprendido que a quien conoció

fue un individuo absolutamente desconocido;

uno de esos frecuentes personajes,

equívocos y oscuros, que por allí pasaban.

Va, sin embargo, de ordinario a la taberna de noche,

se sienta y queda mirando hacia la entrada;

hasta el agotamiento sigue mirando hacia la entrada.

Quizá entre. Quizá vuelva esta noche.

Cerca de tres semanas lleva haciendo lo mismo.

Su mente ha enfermado de lujuria.

Quedaron los besos en su boca.

Sufre de continuo deseo toda su carne.

Siente sobre sí el tacto de aquel cuerpo.

La unión con el ansia de nuevo.

Procura, claro esta, no traicionarse.

Mas a veces queda casi indiferente.—

Sabe, además, a que se expone,

tomó su decisión. No es improbable que esta vida suya

lo lleve a un escándalo funesto.



MEDIA HORA

(Enero 1917)

Ni te he poseído, ni nunca, creo,

te poseeré. Algunas palabras, un contacto,

como en el bar anteayer, y nada más.

Es, aunque no lo diga, triste. Mas nosotros, siervos del Arte,

en ocasiones con la intensidad del pensamiento y, desde luego,

solo por poco tiempo, creamos un placer

que parece casi real.

Así en el bar anteayer —con la ayuda, por lo demás

del muy compasivo alcohol—

goce media hora de total erotismo.

Y lo comprendiste, me parece,

y adrede te quedaste un rato más.

Era sumamente necesario. Porque

con tanta fantasía y el mágico alcohol,

tenía que mirar tus labios,

tenía que estar cerca tu cuerpo.