sábado, 31 de marzo de 2012
La Bebedeira de Fernando Pessoa
sábado, 25 de febrero de 2012
Poema Póstumo de Nietzsche
lunes, 16 de enero de 2012
La Taberna: el legado de François Villon
Notas
Esta balada evoca a cuatro tipos de personajes. En la primera estrofa, el poeta arenga a los delincuentes comunes, quizá a sus compinches de banda con los que Villon armó sus robos. En la segunda a los juglares quienes, salvo un cierto número de ellos, sufrían la persecución de la iglesia. En los primeros versos de la tercera, al labrador que no debe temer ni la acción de la justicia ni su propio despilfarro. En los últimos cuatro versos de la tercera estrofa, a quienes por su actividad iban errando por los campos y tenían la mala reputación que acompañaba a los trabajadores ambulantes.
Portador de Bulas: ladrón que pide indulgencias y se hace pasar por mendigo.
Escaldados: se refiere a los acuñadores de monedas falsas, pues así morían los que hacían monedas sin autorización.
martes, 10 de enero de 2012
Las canciones de Bura (Carmina Burana)
Hallados en el siglo XIX en la abadía de Bura Sancti Benedicti (Benediktbeuern), en Baviera, unos manuscritos de cántigas compuestos en el Medioevo alemán (Siglos XII – XIII) por varios monjes no identificados que dejaron sus votos y llevaron una vida disoluta, al modelo de Francois Villon o de Cecco Angiolieri, mejor conocidos como goliardos.
Hablamos de la Carmina Burana (pronúnciese cármina cuya etimología es cántiga o canto), su nombre puede traducirse como Canciones de Beuern. Beuern es el pueblo alemán donde fueron encontrados los poemas con más de 300 rimas que exaltan la suerte y la fortuna, la vida terrenal, las pasiones, los vicios, y además, en tiempos de dominio absoluto de la iglesia, se burlan de toda autoridad santa.
El compositor Carl Orff, en el siglo XX, compuso la famosa cantata a partir de estos poemas medievales, en Tabernologium, queremos brindar la oportunidad de leer algunos de estos poemas, no es el clásico Fortuna Imperatrix Mundi, sino desde luego uno dedicado a la taberna, también pueden de escuchar la versión musical.
La sección IV llamada In Taberna, se divide en cuatro cantos en latín:
IV.- IN TABERNA 11. Estuans interius Estatus interius ira vehementi in amaritudine loquor mee menti: factus de materia, cinis elementi similis sum folio, de quo ludunt venti. Cum sit enim proprium viro sapienti supra petram ponere sedem fundamenti, stultus ego comparor fluvio labenti, sub eudem tramite nunquam permanenti. Feror ego veluti sine nauta navis, ut per vias aeris vaga fertur avis; non me tenent vincula, non me tenet clavis, quero mihi similes et adiungor pravis. Mihi cordis gravitas res videtur gravis; iocis est amabilis dulciorque favis; quicquid Venus imperat, labor est suavis, que nunquam in cordibus habitat ignavis. Via lata gradior more iuventutis inplicor et vitiis immemor virtutis, voluptatis avidus magis quam salutis, mortuus in anima curam gero cutis. 12. Cignus ustus cantat Olim lacus colueram, olim pulcher extiteram, dum cignus ego fueram. Miser, miser! modo niger et ustus fortiter! Girat, regirat garcifer; me rogus urit fortiter; propinat me nunc dapifer. Miser, miser! modo niger et ustus fortiter! Nunc in scutella iaceo, et volitare nequeo dentes frendentes video: Miser, miser! modo niger et ustus fortiter! 13. Ego sum abbas Ego sum abbas Cucaniensis et consilium meum est cum bibulis, et in secta Decii voluntas mea est, et qui mane me quesierit in taberna, post vesperam nudus egredietur, et sic denudatus veste clamabit: Wafna, wafna! quid fecisti sors turpissima? Nostre vite gaudia abstulisti omnia! In taberna quando sumus non curamus quit sit humus, sed ad ludum properamus, cui semper insudamus. Quid agatur in taberna, ubi nummus est pincerna, hoc est opus ut queratur, si quid loquar, audiatur. Quidam ludunt, quidam bibunt, quidam indiscrete vivunt. Sed in ludo qui morantur, ex his quidam denudantur quidam ibi vestiuntur, quidam saccis induuntur. Ibi nullus timet mortem sed pro Baccho mittunt sortem. Primo pro nummata vini, ex hac bibunt libertini; semel bibunt pro captivis, post hec bibunt pro captivis, quater pro Christianis cunctis, quinquies pro fidelibus defunctis, sexies pro sororibus vanis, septies pro militibus silvanis. Octies pro fratribus perversis, nonies pro monachis dispersis, decies pro navigantibus, undecies pro discordantibus, duodecies pro penitentibus, tredecies pro iter agentibus. Tam pro papa quam pro rege bibunt omnes sine lege. Bibit hera, bibit herus bibit miles, bibit clerus, bibit ille, bibit illa, bibit servus, cum ancilla, bibit velox, bibit piger, bibit albus, bibit niger, bibit constants, bibit vagus, bibit rudis, bibit magus. Bibit pauper et egrotus, bibit exul et ignotus, bibit puer, bibit canus, bibit presul et decanus, bibit soror, bibit frater, bibit anus, bibit mater, bibit ista, bibit ille bibunt centum, bibunt mille. Parum sexcente nummate Durant, cum immoderate bibunt omnes sine meta. Quamvis bibant mente leta, sic nos rodunt omnes gentes, et sic erimus egentes. Qui nos rodunt confundantur et cum iustis non scribantur. Aquí pueden escuchar la versión con música de Carl Orff. | IV.- EN LA TABERNA 11. Ardiendo interiormente Ardiendo interiormente con ira vehemente, en mi amargura hablo conmigo mismo. De materia hecho, mi elemento es la ceniza, soy como una hoja con la que los vientos juegan. En vista de que es lo propio para que un hombre sabio pueda colocar sobre la roca los cimientos de su morada, soy indómito, como un río impetuoso, bajo cuyo curso nada perdura. Soy arrastrado violentamente como una nave sin marinero, igual que por los aires vaga una ave extraviada. Las cadenas no me atan, una llave no me retiene; Busco a aquellos que son como yo, y me encuentro con la perversidad. La languidez de mi corazón parece un asunto grave; bromear es agradable y más dulce que los panales. Todo lo que Venus pueda ordenar es muy agradable, ella nunca habita en los corazones indolentes. Sobre un escabroso camino voy, como cualquier hombre joven, sumergido en la depravación, olvidando la virtud, ávido de placer más que de salud, muerto en espíritu yo cuido mi piel. 12. El cisne asado canta En otro tiempo yo vivía en el lago, en otro tiempo yo era hermoso, cuando yo era un cisne. ¡Desdichado de mí! ¡Ahora negro y churrascado! El asador da vueltas y vueltas, mi pira funeraria vorázmente me asa; ya se acerca a mí el sirviente. ¡Desdichado de mí! ¡Ahora negro y churrascado! Ahora me encuentro en una bandeja y no puedo volar lejos, veo dientes impacientes. ¡Desdichado de mí! ¡Ahora negro y churrascado! 13. Yo soy el abad de Cucaniensis Yo soy el abad de Cucaniensis y mi consejo es para los bebedores, y mi voluntad es ser fiel a Decius, y quien me busque temprano en la taberna, para el atardecer saldrá desnudo, y así despojado de sus ropas, llorará: ¡Wafna, Wafna! Destino ruin, ¿qué has hecho? ¡Los placeres de nuestra vida, todos, te los has llevado! 14. Cuando estamos en la taberna Cuando estamos en la taberna, no nos interesa donde sentarnos, sino el apresurarnos al juego que siempre nos hace sudar. Lo que sucede en la taberna es que el dinero se gasta; más vale que preguntes antes, si yo te lo digo, entonces escucha. Algún juego, alguna bebida, algo que disfruten unos y otros de aquellos que se quedan a jugar. Algunos están desnudos, otros están vestidos, y otros cubiertos con sacos. Ninguno teme a la muerte, y echan suertes en honor a Baco. Una vez, por el tabernero los hombres libres beben ansiosamente; dos veces, beben por los cautivos; luego, tres veces por la vida; cuatro, por todos los cristianos; cinco veces, por los mártires; seis, por los hermanos enfermos; siete, por los soldados en guerra. Ocho veces, por los hermanos errantes; nueve, por los monjes disgregados; diez veces, por los navegantes; once, por los desavenidos; doce veces, por los penitentes; trece veces, por los viajeros; tanto por el Papa como por el rey todos beben sin límite. La señora bebe, el señor bebe, el soldado bebe, el clérigo bebe, el hombre bebe, la mujer bebe, el esclavo bebe, la esclava bebe, el hombre activo bebe, el indolente bebe, el hombre blanco bebe, el negro bebe, el perseverante bebe, el vago bebe, el ignorante bebe, el sabio bebe. El hombre pobre bebe y el invalido bebe, el desterrado bebe, y el desconocido bebe, el muchacho bebe, el anciano bebe, el presidente bebe, el decano bebe, la hermana bebe, el hermano bebe, el viejo bebe, la madre bebe, esta bebe, aquel bebe, centenares beben, miles beben. Seiscientas monedas son muy pocas para que alcancen, cuando desenfrenados e incesantes, todos están bebiendo. Déjenlos beber cuanto quieran, la gente los inoportuna tanto a pesar de ser tan pobres. Dejen que se confundan los inoportunos y en justicia no figuren entre los probos. |
sábado, 7 de enero de 2012
Cavafis: En la Taberna
Constandinos Petros Fotiadis Cavafis (1863 - 1933), más conocido como Kavafis, reflejó como ninguno el hedonismo griego y las lujurias homoeróticas en una poesía cosmopolita que tuvo como escenario a Alejandría, mítica ciudad del imperio macedonio, además dedicó algunos de sus poemas a la vida nocturna y los ambientes tabernísticos que para él significaron uno de los pocos espacios de libertinaje y seducción que su condición social aristocrática, su cargo de empleado público y la respetabilidad de su imagen, le proporcionaban. (Ver crónica de Mario Vargas Llosa: El alejandrino).
Como contribución a nuestro archivo, aquí les tenemos una pequeña selección de poemas que el alejandrino dedicó a la Taberna:
EN LAS TABERNAS
(1926)
En las tabernas
y los burdeles
de Berito me revuelco.
No quise vivir
yo en Alejandría.
Tamides me abandonó;
se fue con el hijo
del prefecto para hacerse
con una villa en el Nilo,
con un palacio en la ciudad.
No convenía que viviera
yo en Alejandría.—
En las tabernas
y los burdeles
de Berito me revuelco.
En la sordidez abyecta
vivo envilecido.
Lo único que me salva,
como una hermosura perdurable,
como un perfume
que en mi carne hubiese prendido,
es que, por dos anos,
fue mío Tamides,
el muchacho más extraordinario,
mío, no por una casa
o una villa en el Nilo.
UNA NOCHE
(1915)
Era pobre y sordida la alcoba,
escondida encima de la equívoca taberna.
Desde la ventana se veía el callejón
sucio y estrecho. De abajo
subían las voces de unos obreros
que jugando a las cartas mataban el tiempo.
Y allí, en una cama mísera y vulgar
poseí el cuerpo del amor, poseí los labios
sensuales y sonrosados por el vino—
sonrosados de tanto vino que incluso ahora,
cuando escribo, después de tantos años,
en mi casa solitaria, vuelvo a embriagarme.
JURA
(1915)
Jura a cada poco
empezar una vida mejor.
Pero cuando llega la noche,
con sus sugerencias,
con sus ofrecimientos
y promesas;
pero cuando llega la noche
con su fuerza
al mismo goce fatal de su cuerpo,
que ansia y busca, vuelve perdido.
LA MESA DE AL LADO
(1918)
Tendra apenas veinte años.
Y, sin embargo, estoy seguro de que, casi los mismos
años antes, goce de ese mismo cuerpo.
No es en modo alguno exaltación del deseo.
Hace un poco tan solo que entré en este tugurio:
ni tan siquiera tuve tiempo de beber demasiado.
A ese mismo cuerpo yo lo he gozado.
Y si no recuerdo dónde —no importa mi olvido.
Ahí está ahora, está sentado en la mesa de al lado,
cada ademán suyo reconozco —y bajo su ropa
vuelvo a ver los amados miembros desnudos.
PERDURAR
(1919)
La una serían o una y media
de la noche.
En un rincón de la taberna;
detrás de la mampara de madera.
Nosotros dos solos en el local desierto.
Un quinque de petróleo apenas alumbraba.
En la puerta dormitaba el camarero el cansancio de su vigilia
Nadie habría podido vernos. Pero tanto
nos habíamos ya excitado,
que fuimos incapaces de cualquier precaución.
La ropa a medio desabrochar —no era mucha
por el fuego del divino mes de Julio.
Placer de la carne entre
la ropa entreabierta —presencia fugaz de la carne desnuda—
cuya impresión ha recorrido veintiseis años y ha vuelto ahora
a perdurar en este poema.
A LOS VEINTICINCO AÑOS DE SU EXISTENCIA
(1925)
Va de ordinario a la taberna
donde se habían conocido el mes pasado.
Ha preguntado; pero nada supieron decirle.
Por sus palabras ha comprendido que a quien conoció
fue un individuo absolutamente desconocido;
uno de esos frecuentes personajes,
equívocos y oscuros, que por allí pasaban.
Va, sin embargo, de ordinario a la taberna de noche,
se sienta y queda mirando hacia la entrada;
hasta el agotamiento sigue mirando hacia la entrada.
Quizá entre. Quizá vuelva esta noche.
Cerca de tres semanas lleva haciendo lo mismo.
Su mente ha enfermado de lujuria.
Quedaron los besos en su boca.
Sufre de continuo deseo toda su carne.
Siente sobre sí el tacto de aquel cuerpo.
La unión con el ansia de nuevo.
Procura, claro esta, no traicionarse.
Mas a veces queda casi indiferente.—
Sabe, además, a que se expone,
tomó su decisión. No es improbable que esta vida suya
lo lleve a un escándalo funesto.
MEDIA HORA
(Enero 1917)
Ni te he poseído, ni nunca, creo,
te poseeré. Algunas palabras, un contacto,
como en el bar anteayer, y nada más.
Es, aunque no lo diga, triste. Mas nosotros, siervos del Arte,
en ocasiones con la intensidad del pensamiento y, desde luego,
solo por poco tiempo, creamos un placer
que parece casi real.
Así en el bar anteayer —con la ayuda, por lo demás
del muy compasivo alcohol—
goce media hora de total erotismo.
Y lo comprendiste, me parece,
y adrede te quedaste un rato más.
Era sumamente necesario. Porque
con tanta fantasía y el mágico alcohol,
tenía que mirar tus labios,
tenía que estar cerca tu cuerpo.